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Mostrando las entradas de 2019
Hoy podés ser un superhéroe, un salvavidas en medio de un acantilado, si te atreves a mirarme si te atreves a lanzarte. Ojalá te des cuenta que lo único que espero de vos es que me salves y me des una oportunidad.
Su perfume olía mejor. Yo lo sé. El amor también. Cabe mejor en sus clavículas que en las mías. A veces todavía te sueño correr entre la niebla hacia ella. Yo soy la que se queda mirando la escena. Siempre soy la que mira la escena. Corres y siento tu cuerpo frio y sudado. La gota que siempre se te forma en la patilla ahora corre hacia abajo y está llegando a tu cuello. La gota también ya está fría. Pero vos seguís corriendo hacia ella y yo me rompo un poquito más cada 10 metros que te acercas ¿Qué fue lo que hizo diferente?
Desperté. Tu talón chocaba con el mio. Al instante me di cuenta que no estaba durmiendo sola. Ahuyente todas las posibilidades y razones porque decidí esperar a que despiertes. Te despertaste. Tu brazo izquierdo abrazo una parte de mi cuerpo que terminó pegado al tuyo cuando te desperezaste. ¿Qué habrá hecho de nosotros la luna mientras dormíamos? “A mi me gusta dormir sola” lancé. Ni siquiera me miraste cuando te levantaste de la cama y, mientras te vestías, mordías tu labio inferior como quien busca en el silencio el consuelo para no estallar. Cerraste la puerta y te fuiste. Me quede sola. Ahí entendí que, si bien amar es buscar la comodidad del otro, también es saber irse a tiempo.
El otro día Pocha trajo un cajón de manzanas de la feria. Maria había vendido todos menos ese y decidió regalárselo porque siempre la ayuda a levantar el puestito de la feria los domingos a la mañana y le ceba mates los sábados antes de que caiga el sol. Cuando llamo al polaco, su nieto, para que la ayude a llevárselo, el exhaló “para que queres tanta manzana vieja, seguro la mayoría están podridas”. Pocha lo callo con un golpe en la nuca. Polaco era el único nieto que ella tenía, “un malandra”, así le decía. Aun así, quizás él sea la única persona que siempre atienda el teléfono cuando ella necesite a alguien que le cargue un cajón de manzanas. Fueron los dos silbando bajito, caminando hacia la casita humilde donde vivían. El día anterior había llovido, la calle de tierra estaba imposible de caminar, pero nada impidió que lleguen a destino. Pocha al entrar puso la pava en la única hornalla que tiene, y saco los bizcochitos que le compra a don Juan todos los viernes. “Mientras se c...
En el país de la locura, somos de esos extraños que chocan sus cabezas persiguiendo una hoja de papel, existe la tinta infinita con olor a inspiración y los bares llenos de gente recitando lo que su corazón quiso expresar. Sin embargo, en medio del tumulto de gente, yo reconozco tus ojos miel y vos lo poco que queda de mi color de pelo sin tintura. En donde nos situamos ahora, vos de la mano con ella y yo buscando mi norte, rozas mi mano cuando pasas por al lado mío. Y yo, te juro que sí, escuche tu grito de auxilio. Mire para arriba pidiéndole a algún Dios que nos saque de este frasco y nos devuelva enteros y sin quebraduras. Después de meses me contaste que habías encontrado en el parque la inspiración que el tiempo te había robado y compartías tus experiencias con aquella niña con la que aprendiste a jugar en ese mismo lugar. Recobraste el brillo en las pupilas y medio que mi alma también. Encontraste el norte, que era diferente al mío, pero que nos unía de una forma inexplicable...
Yo creo en el amor para toda la vida y vos decís que “para toda la vida” sólo es eso, toda la vida. A vos te divierte cualquier partido de fútbol y yo tele no miro hace ya un par de años. Vos no podés evitar mirarme cuando me paseo en bombacha y yo, si estás sin remera, te tatúo en mi retina. No me gusta dormir sola y a vos te da igual. Preferís conmigo, decís, pero te da igual. Vos porque nunca dormiste con vos. Así cualquiera
El color de su pupila era marrón marrón tierra marrón aventura Su iris era del mismo color y todo estaba rodeado de negro. Me deje interpelar por su esclerótica sus parpados su sonrisa. Veo tu sonrisa pegada a tu boca y deseo ahogarme en el mar de tu saliva y así acampar toda la noche en tus labios que hoy están rosas por el frio invierno. Tus labios en este día. qué lindo día para abrigar tus labios hoy.
Sigo buscándote en la misma estación, sigo leyendo tu diario favorito y mirándote cuando te vas al trabajo mientras pensás que estoy dormida. Si no es suficiente dolor esta distancia que me permite hasta tocarte ¿Qué falta? ¿Cuánto más hay que bancar? Quite esa planta que tanto te molestaba en el balcón, cambie los domingos de siestas juntos por almuerzos en sociedad y aun así veo lo negro de tus ojos dilatarse al verme. Como si no reconocieras mis tatuajes, mis curvas, mis lunares. Como si tu ser se hubiera despegado del mío. Ya no me cantas esa canción que decía 'Un alma dividida en dos', ni me tocas cuando pasó desnuda para irme a la ducha. Tu amor se convirtió en un argumento que si te pido que justifiques te la llevas previa hasta el 2020. Comparto la cama con un desconocido, que me ve, pero no me mira, que me toca, pero no me acaricia. Levante bandera blanca por los dos Hoy toca dormir solos. Que descanses y su...

Historias del alma (I)

Tu terracita. Tu terracita y la cerveza artesanal del bar de la esquina, La luz tenue de los farolitos te ilumina la cara. Pienso, “Hace rato no nos veíamos ¿no?” Y me sonreís, como si me hubieses leído la mente. Lo conocí en una noche de Mar del Plata. Yo bajaba del ascensor para ir a la peatonal y, antes de encontrarme con toda su corporeidad, me encontré con sus ojos. Eran de un color miel que nunca había visto. “Ojalá así de dulce sea su boca” pensé. La cuestión con él es que nos miramos mucho. Nos miramos mucho tiempo antes de emitir palabra. Yo bajaba del ascensor del edificio y él siempre estaba ahí. No era necesario decir nada.. con sonreírnos lo decíamos todo. El día que me habló y que concretamos nuestro encuentro fue una de las cosas más soñadas que me pasaron. Anduvimos por lugares que yo no conocía y nos dimos esos besos que le das al pibe que no estas segura que te vas a volver a cruzar en tu vida. Así. Apasionados y llenos de profundidad. Con él me en...
Siento mi pecho achicarse cuando mis ojos leen lo inevitable. Las preguntas que había hundido en el fondo del mar reflotan sobre mis ojos, los inundan, y no hay balde que cese este desastre. Mi pecho se achica pero no los "¿por qué?” que sostienen la tormenta. Las dudas, los reproches, mi inseguridad. Llueve. y el paraguas me lo olvidé en otra vida. Llueve. y no hay respuestas para este daño. El meteorólogo anuncia un sol despejado para la semana. (Recién es lunes) Todavía me quedan días para hacerle entender que adentro mío siempre llueve y que mi pecho se sigue achicando hasta que un viernes, el día de la esperanza, llega tu abrazo a decirme “ya salió el sol”.
Las cargas afectivas a veces pesan. Llevarte puesto a esa persona implica llevar con vos todo aquello que trae encima. Y no sé si me gusta tanto.. Cuando tu afectividad y la mía chocan como ondas magnéticas. dejo de creer en tu capacidad de resarcimiento Porque ya está todo dicho o todo listo para saltar al abismo o intentarlo una vez más.
Me puse tu remera para dormir. Yo me puse tu remera. Yo, que hace diez minutos jure desentenderme de absolutamente todo lo que tenga que ver con vos. ¿Qué te puedo decir? la línea es muy fina la línea entre el masoquismo y la tristeza ¿Qué te puedo decir? me rompiste y yo solo pienso en que momento del dia mañana puedo ir a tocarte el timbre