En el país de la locura, somos de esos extraños que
chocan sus cabezas persiguiendo una hoja de papel, existe la tinta infinita con
olor a inspiración y los bares llenos de gente recitando lo que su corazón
quiso expresar. Sin embargo, en medio del tumulto de gente, yo reconozco tus
ojos miel y vos lo poco que queda de mi color de pelo sin tintura. En donde nos
situamos ahora, vos de la mano con ella y yo buscando mi norte, rozas mi mano
cuando pasas por al lado mío. Y yo, te juro que sí, escuche tu grito de
auxilio. Mire para arriba pidiéndole a algún Dios que nos saque de este frasco
y nos devuelva enteros y sin quebraduras.
Después de meses me contaste que habías encontrado
en el parque la inspiración que el tiempo te había robado y compartías tus
experiencias con aquella niña con la que aprendiste a jugar en ese mismo lugar.
Recobraste el brillo en las pupilas y medio que mi alma también. Encontraste el
norte, que era diferente al mío, pero que nos unía de una forma inexplicable.
Comentarios
Publicar un comentario