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Mostrando las entradas de junio, 2019
El otro día Pocha trajo un cajón de manzanas de la feria. Maria había vendido todos menos ese y decidió regalárselo porque siempre la ayuda a levantar el puestito de la feria los domingos a la mañana y le ceba mates los sábados antes de que caiga el sol. Cuando llamo al polaco, su nieto, para que la ayude a llevárselo, el exhaló “para que queres tanta manzana vieja, seguro la mayoría están podridas”. Pocha lo callo con un golpe en la nuca. Polaco era el único nieto que ella tenía, “un malandra”, así le decía. Aun así, quizás él sea la única persona que siempre atienda el teléfono cuando ella necesite a alguien que le cargue un cajón de manzanas. Fueron los dos silbando bajito, caminando hacia la casita humilde donde vivían. El día anterior había llovido, la calle de tierra estaba imposible de caminar, pero nada impidió que lleguen a destino. Pocha al entrar puso la pava en la única hornalla que tiene, y saco los bizcochitos que le compra a don Juan todos los viernes. “Mientras se c...
En el país de la locura, somos de esos extraños que chocan sus cabezas persiguiendo una hoja de papel, existe la tinta infinita con olor a inspiración y los bares llenos de gente recitando lo que su corazón quiso expresar. Sin embargo, en medio del tumulto de gente, yo reconozco tus ojos miel y vos lo poco que queda de mi color de pelo sin tintura. En donde nos situamos ahora, vos de la mano con ella y yo buscando mi norte, rozas mi mano cuando pasas por al lado mío. Y yo, te juro que sí, escuche tu grito de auxilio. Mire para arriba pidiéndole a algún Dios que nos saque de este frasco y nos devuelva enteros y sin quebraduras. Después de meses me contaste que habías encontrado en el parque la inspiración que el tiempo te había robado y compartías tus experiencias con aquella niña con la que aprendiste a jugar en ese mismo lugar. Recobraste el brillo en las pupilas y medio que mi alma también. Encontraste el norte, que era diferente al mío, pero que nos unía de una forma inexplicable...