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Mostrando las entradas de julio, 2019
Hoy podés ser un superhéroe, un salvavidas en medio de un acantilado, si te atreves a mirarme si te atreves a lanzarte. Ojalá te des cuenta que lo único que espero de vos es que me salves y me des una oportunidad.
Su perfume olía mejor. Yo lo sé. El amor también. Cabe mejor en sus clavículas que en las mías. A veces todavía te sueño correr entre la niebla hacia ella. Yo soy la que se queda mirando la escena. Siempre soy la que mira la escena. Corres y siento tu cuerpo frio y sudado. La gota que siempre se te forma en la patilla ahora corre hacia abajo y está llegando a tu cuello. La gota también ya está fría. Pero vos seguís corriendo hacia ella y yo me rompo un poquito más cada 10 metros que te acercas ¿Qué fue lo que hizo diferente?
Desperté. Tu talón chocaba con el mio. Al instante me di cuenta que no estaba durmiendo sola. Ahuyente todas las posibilidades y razones porque decidí esperar a que despiertes. Te despertaste. Tu brazo izquierdo abrazo una parte de mi cuerpo que terminó pegado al tuyo cuando te desperezaste. ¿Qué habrá hecho de nosotros la luna mientras dormíamos? “A mi me gusta dormir sola” lancé. Ni siquiera me miraste cuando te levantaste de la cama y, mientras te vestías, mordías tu labio inferior como quien busca en el silencio el consuelo para no estallar. Cerraste la puerta y te fuiste. Me quede sola. Ahí entendí que, si bien amar es buscar la comodidad del otro, también es saber irse a tiempo.